El desafío de la unión organizada en el Turismo Comunitario

Uno de los retos del turismo comunitario es articular las diferentes acciones que se están llevando a cabo en diversos sitios de Latinoamérica. Es importante conocer quiénes somos y qué estamos haciendo, para luego buscar la forma de generar algunas propuestas en conjunto. Suena simple, pero es difícil. Parece superficial y de bajo impacto, pero lograrlo significa para el sector una poderosa fuerza colectiva capaz de hacer temblar a gobiernos y otros intereses que amenazan el desarrollo comunitario.

Crear redes, conformar alianzas, asociaciones… son ese tipo de iniciativas que están un poco subestimadas, no solo en el turismo comunitario, sino en general. No se llega a tomar real dimensión de lo fundamental que resulta unirse y organizarse. En parte es entendible por la gran cantidad de este tipo de ideas que han fracasado. Y es que el trabajo no termina con la definición del título y del “quiénes somos”. Sino que ahí recién empieza. Pero más allá de esto, no debemos permitir que los casos no exitosos nos frenen. No debemos dejar de intentarlo.

Está claro que también son procesos lentos. Solo ese primer paso de conocernos y generar lazos humanos de confianza puede llevar meses o incluso años. Acá es cuando los tiempos y formas de la productividad que el sistema impone, hace que optemos por abandonar ese proceso al cual le hemos dedicado mucho tiempo sin obtener un producto claro y terminado.

Y es que justamente ese tipo de procesos son los que temen ciertos agentes externos que saben muy bien que la unión comunitaria puede hacerles daño. Para quienes priorizan un beneficio individual ante el desarrollo local comunitario, la vinculación en red de organizaciones de base es una gran amenaza a sus intereses.

Allí está nuestra fuerza. En la unión y la organización. Pero es un desafío gigante. Porque no se puede quedar solo en un vínculo. Ni puede ser nuestro propósito conocernos y estar juntos. Sino que una vez cumplido ese primer paso debemos pensar en el próximo, que será una acción concreta, conjunta y con un objetivo claro.

Pero paso a paso, y con paciencia. A veces querer hacer muchas cosas en poco tiempo nos lleva al estrés, la desesperación, la decepción y posterior abandono de la iniciativa. Y antes del primer paso, tenemos que estar convencidos de lo importante que es la asociatividad. Y más aún en el turismo comunitario, un sector cuya esencia y fin último es el buen vivir de aquellas comunidades que han elegido al turismo como una herramienta de lucha para defender sus territorios. Mientras más redes y alianzas de base comunitaria existan (y funcionen correctamente), menos difícil será encarar esa defensa.

Las caídas dolerán menos, las heridas cicatrizarán más rápido, y las victorias estarán más cerca de alcanzarse, si juntamos fuerzas, habilidades y la creatividad de todos los que trabajamos por un turismo más justo. Este es el aporte que desde Komú intentamos promover con La Komunidad… Conectar, generar vínculos y acciones colectivas de alcance internacional.

No dejemos de intentarlo. Habrán fracasos y espacios vacíos. Pero en comunidad será más fácil levantarse. Sigamos apoyando los procesos de base comunitaria, busquemos los caminos de sinergias y sigamos adelante, siempre.